El lugar escogido por Altea para su boda fue el Palacio de Neptuno. Este espacio para bodas y eventos tiene una marcada personalidad, que queda reafirmada por las vidrieras de colores del techo. No es casualidad que estos novios lo eligieran para celebrar uno de los días más felices de su vida: una boda con inspiración de viajes.

Y es que estos novios estuvieron en todos los detalles sin dejar nada al azar, aunque, lo más sorprendente es que fueron capaces de organizar una boda en sólo 8 semanas.

Aunque la cuenta atrás para una boda suele llevar meses y es una de las fases que más difíciles pueden parecerle a la gente, ellos lo consiguieron ¡y sin volverse locos!

Éste es uno de los secretos del gran día de Altea que no muchos conocen, el otro es que se trataba de la segunda boda. La primera vez que nuestra novia dio el sí quiero fue en París. En esa celebración sólo se reunieron los más cercanos, en total una veintena de invitados, su familia directa. Se hizo así para que pudieran asistir los familiares del novio residentes en la ciudad y con problemas de salud, que complicaba el que pudieran asistir al gran día que tuvo lugar en nuestro país.

 

El espacio elegido para una boda con inspiración de viajes

Altea y el novio buscaban un escenario minimalista donde poder poner su toque personal, con elementos decorativos que les representase y muchas sorpresas. El Palacio de Neptuno era el lugar idóneo, con su característico color blanco invadiendo suelos, columnas y paredes y la amplitud de espacios.

La ceremonia civil tuvo lugar en el interior y se preparó un jardín vertical como fondo del enlace.

La hermana de la novia quería ayudar y que no faltara ningún detalle en esta boda con inspiración de viajes.

Tal y como hizo para su propia boda, se dedicó a fondo a los preparativos de todo lo que reflejaría la esencia de los novios.

Quería que el gran día de su hermana fuera también un cúmulo de detalles.

Las maletitas “bon voyage” que acompañaban a las minutas del menú fueron uno de los detalles más comentados.

En esta boda con inspiración de viajes no faltaban meseros con nombres como China, Japón o Reino Unido, destinos que habían recorrido juntos.

Las flores utilizadas son algunas de las que mejor resultado suelen dar en los centros de mesa para bodas. Hablamos de hortensias y rosas, para las mesas redondas y calluna (también conocida como flor de brezo) para la mesa alargada.

 

El menú para una boda con inspiración de viajes

En una boda con inspiración de viajes hace falta un menú muy internacional. Sabores muy nuestros, combinados con lo mejor de la gastronomía de otras tierras consiguen transportar a invitados y novios a momentos felices en destinos lejanos.

A la llegada a los invitados a la ceremonia se ofrecieron aguas aromatizadas. Fresa y menta fueron las variedades escogidas por Altea. Además de refrescar, no cabe duda de que resulta una recepción muy llamativa.

Para los aperitivos escogieron un enclave muy especial: la terraza del palacio de Neptuno.

Allí, con vistas al Palace y a la iglesia del Jesús de Medinacelli se organizaron los diferentes puestos.

El carrito de quesos con marcado estilo francés no podía faltar, además siempre tiene mucho éxito.

Pan queso, frutos secos y diferentes tipos de panecillos y tostaditas crujientes. Se hace la boca agua sólo de ver las fotos.

Lo bueno de bodegones como éste es que, además de la propuesta gastronómica, se integran como elemento decorativo dentro de la temática de la boda.

Madera, latón y antigüedades, ponían un toque vintage muy chic que no podía faltar en una boda con inspiración de viajes y raíces francesas como la de Altea.

Aunque si hablamos de bodegones con tirón no podemos pasar por alto el puesto del cortador de jamón ibérico de bellota. Un producto delicioso y una exhibición de maestría con el cuchillo que también atrajo la atención de los más pequeños. En las bodas con niños este punto estratégico se suele convertir en centro del aperitivo.

Para poner equilibrio en una boda urbana, un toque de campo con nuestro huerto El laurel.

Esos trigueros dicen “cómeme”. Y, ¿qué os parecen las zanahorias baby?

Luego ya en el salón se vistió todo de tonos azules, igual que los colores predominantes de las vidrieras del techo. Las mesas invitaban a sentarse a la luz de los miles de destellos que salían de las columnas. ¿A que quedaron bonitas?

La entrada a la sala central del palacio de Neptuno con todas las mesas bajo las vidrieras de colores resultaba impactante.

La degustación del menú en ese entorno resultó ser uno de los momentos más agradables del día.

Y el broche final lo ponían los dulces.

Acaramelada preparó un precioso córner de dulces que siguió con el tema de la boda, los viajes, una de las pasiones de los novios.

Y llegó el momento de la fiesta.

Gin & Tonics de autor… también en color rosa.

El baile de máscaras ponía un punto final muy divertido a un día en el que no faltaron las emociones.

Una boda con inspiración de viajes diferente, con unos novios únicos y una gran historia que contar.

¿Qué te ha parecido esta boda con inspiración de viajes? ¿Habías pensado en que la tuya fuese una boda temática? ¿Quieres conocer más historias de bodas reales? te recomendamos la divertida boda de Elena y Carlos y las crónicas de la boda más peligrosa y entrañable.