Haz saber a los clientes lo que puedes hacer por ellos, no lo que no puedes.
Convéncete de que servir y ayudar a otros es servirse y ayudarse a uno mismo.
Nunca permitas a los invitados hacer algo por ellos mismos que tú puedas hacer por ellos.
Haz que cada invitado se sienta especial, como si él o ellos fueran nuestros únicos invitados.
Los invitados no siempre tienen la razón, pero lo que de verdad importa es que aún así ellos siguen siendo los invitados y necesitamos que siga siendo así.
Se consistente, recuerda que estas “en el escenario” todo el tiempo.
Sonríe y mantén el contacto visual cuando te dirijas a un invitado o él se dirija a ti.
Anticípate, toma la iniciativa y se proactivo. Transforma un problema en una oportunidad.
Asume que cualquier invitado es un VIP y trátalo como tal.
Hazlo bien la primera vez. Consigue una primera impresión positiva, marcará el resto de la experiencia del invitado.